El mundo te apura, te compara, te programa. Pero tú no eres un reloj suizo. Eres un tambor, una danza, una pulsación única en el gran concierto de la vida. Esta carta es una invitación a dejar de medir tu camino con estándares que no te pertenecen. Respira… Escucha tu cuerpo… Honra tus tiempos… Tu verdadero ritmo no se encuentra corriendo: se revela cuando te detienes y te escuchas.
Eduardo Cuevas